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Publicado el 03 Jan 2025
El niño interior se refiere a la memoria almacenada en nuestra mente y cuerpo de las experiencias de la infancia, que da forma a nuestra perspectiva como adultos. Las heridas de nuestro niño interior se manifiestan en nuestras relaciones y autopercepción. Los síntomas de un niño interior herido incluyen falta de confianza, inseguridad, dificultad para expresar emociones y autotraición en las relaciones. Sanar al niño interior implica reconocer y validar las heridas, escuchar el dolor y proporcionar autocompasión. Transformándonos en nuestro propio padre cariñoso, podemos aprender las habilidades necesarias y buscar ayuda profesional si es necesario. Es importante cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro niño interior.
Podemos definirlo como una memoria almacenada dentro de nuestra mente y nuestro cuerpo, que conforma un lente desde el cual miramos el mundo adulto al crecer.
Las experiencias infantiles tiñen el lente desde donde miramos el mundo.
Esto quiere decir que si nuestras relaciones en la infancia fueron inseguras, si tuvimos necesidades que no fueron cubiertas, se desarrolla una herida en nuestro niño interior que no queda en nuestra infancia, sino que crecemos con ella y nos acompaña en la vida adulta.
Esas heridas se harán presentes en la manera en que nos relacionamos con las demás personas y con nosotros mismos; se visibilizarán cuando una situación o persona active en nosotros algo relacionado a esa antigua herida.
Por ejemplo: si mi niña interior tiene una herida de rechazo, se activará cuando no me inviten a un lugar al que yo espere ser invitada, y dolerá mucho.