Regresar al blog
Publicado el 11 Dec 2023
Muchas personas esperan con ilusión la llegada de la Navidad, las vacaciones, la vuelta a casa, las reuniones con familiares y amigos o los regalos. Se trata de una época asociada a la alegría, la ilusión y el deseo por compartir con los más allegados los últimos días del año.
No obstante, la pérdida de un ser querido implica una experiencia muy diferente. La ausencia y el vacío son los nuevos invitados, unos invitados que promueven diversos estados emocionales como tristeza, mido, frustración, apatía, rabia o, incluso, culpa. De esta forma, la Navidad pasa a convertirse en un auténtico terror, un periodo en el que el abandono de cualquier tipo de celebración, o el sentimiento de obligación de mantener las reuniones y cenas familiares, dan lugar a una experiencia silenciosa de duelo capaz de generar un gran malestar en las personas afectadas.
Por este motivo, son frecuentes los intentos de aislamiento, una conducta que trata de esquivar las emociones producidas por la pérdida de un ser querido en un periodo, la Navidad, en el que el recuerdo de “los que ya no están” se hace más palpable.
Estos factores son indicios de falta de cariño dentro de la familia, lo que causa que la salud mental se vea afectado constantemente, debido a los recuerdos melancólicos, nostalgia, inquietud y el estrés.
Cuando existe una pérdida reciente, ya sea de un familiar o de un amigo querido, el síndrome de la silla vacía en la mesa de Navidad puede intensificar la pena.
El síndrome de la silla vacía, consiste en:
Para sentirte mejor en navidad después de la pérdida de un ser querido, puedes considerar:
Recuerda que cada persona vive el duelo de manera única, así que haz lo que sientas que es mejor para ti.